Tal cual. Así de claro lo verbalizó Ricardo Conesa, profesor de IE University, en el Foro sobre los “Retos del coche eléctrico” organizado por Grupo Prisa (Cinco Días, El País y Cadena Ser) dentro de su ciclo de eventos #eCoche. Bueno, en realidad, sus palabras fueron las siguientes: “Conseguir el cambio a una movilidad eléctrica no solo se puede hacer pensando en vender coches y vender electricidad.” De Perogrullo: la movilidad eléctrica no puede reducirse a vender coches y electricidad. Ni desde el punto de vista de las necesidades y demandas de los ciudadanos particulares o las empresas, ni desde el punto de vista de los propósitos “descarbonizadores” de nuestros gobernantes.
En palabras de Ricardo Conesa “La responsabilidad de la introducción del coche eléctrico no puede recaer en que el usuario cambie su coche por uno eléctrico asumiendo la inversión, sino que otros actores inviertan y ofrezcan alternativas de movilidad eléctrica complementarías como “mobility as a service”, pero los fabricantes quieren vender coches al usuario final y las eléctricas electricidad… La movilidad de los usuarios es intermodal y en la medida en que la oferta eléctrica de mobility as a service sea mejor y más amplia las personas usaremos menos los coches de combustión interna y realizaremos muchos más kilómetros de movilidad eléctrica que es el objetivo final aunque sigamos teniendo un coche diesel o gasolina aparcado”. Amén.
La intervención de Ricardo en el Foro sobre los “Retos del coche eléctrico” de Grupo Prisa dio mucho más de sí, y podéis ver un resumen en este enlace, pero nos interesaba destacar esa idea: el discurso de la movilidad eléctrica actual, si realmente pretende seducir al cliente, hasta el final, esto es, hasta el momento en que éste comparte su satisfacción con la experiencia de uso de la movilidad eléctrica, el sector de la nueva movilidad no termina de hacerlo bien. A menos que concluyamos que lo que está pasando no es otra cosa que son sólo unos pocos relatos, incompletos, los que llegan al cliente: los de los fabricantes de vehículos eléctricos y las compañías eléctricas, entre ellos.
En ausencia de una estrategia de país claramente definida y comunicada a la sociedad, cada agente del mercado interpreta lo que quiera que sea la movilidad eléctrica a su manera. Que suele ser interesada, económica y legítimamente interesada. Pero que no siempre responde a los intereses del cliente, de ese ciudadano, consumidor, que lo único que quiere es poder moverse, sin más, en coche o sin él, para hacer sus cosas de la forma más sencilla y presumiblemente asequible.
Después de la incomprensión que padeció en LinkedIn el post que le dedicamos a la “indignación” en el “prime time” radiofónico de Onda Cero del periodista del corazón Josemi Rodríguez Sieiro con Manuela Carmena por haberle animado a comprarse un eléctrico, vamos a tener que plantearnos incorporar a nuestra plantilla de consultores en comunicación al mismísimo Perogrullo. Si entonces Josemi se declaraba tan convencido de la descarbonización como enfadado porque nadie le había explicado bien que no es tan sencillo a día de hoy cargar un eléctrico en un Madrid, hoy toca recordar lo evidente: la movilidad eléctrica no es vender coches eléctricos y electricidad. De otro modo, las “historias” que contamos los comunicadores sobre nueva movilidad, pueden no siempre tener un final feliz. Porque ese final, amigos, siempre lo escribe la misma persona: el cliente. ¡Y ahora tienen muchas herramientas digitales donde publicarlo! En el caso de Josemi Rodríguez Sieiro, un micrófono. Mientras, disfrutemos del resumen que publica El País del Foro sobre los “Retos del coche eléctrico” organizado por Grupo Prisa.
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